Los ojos de Selene se abrieron de par en par con miedo. Solo pudo contemplar impotente la tranquila mirada de Sabrina, que tenía un fuerte sentimiento de odio oculto tras ella. "Selene, nunca esperé que te acercaras a mí. No pude haber pedido algo mejor", repitió Sabrina, sin darle a Selene la oportunidad de recuperar la compostura. "Adivinemos", continuó Sabrina mientras sonreía inocentemente. "¿Crees que mi marido te reducirá a nada más que un charco de sangre ahora?". "¡No! ¡No, no, no!". Selene se sobresaltó inmediatamente, dejando caer al suelo los zapatos que había estado sujetando. Con el tono más halagador que pudo utilizar, Selene suplicó desesperadamente: "Hermana, por favor, perdona mi estupidez. Hoy solo vine a pedirte disculpas. Haré lo que sea, lo que quieras, ¿sí? Eres mi hermana mayor, así que por favor no seas tan dura conmigo". Aunque Selene había usado la palabra "hermana" en varias ocasiones, como si realmente considerara a Sabrina como su hermana mayor d
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