En ese momento, junto al señor Fuentes se encontraban dos guardaespaldas, altos y fuertes, claramente entrenados y expertos. Para ellos, lidiar con Christian, un simple delincuente, era pan comido, una tarea fácil y sencilla. Estaban llenos de confianza y burla, como si ya tuvieran a Christian en sus manos y no pudiera escapar.—De acuerdo, continúen—asintió Paula, apartándose.Todos quedaron perplejos. Pensaron que Paula se interpondría, pero nadie esperaba que se apartara tan obediente. Fue algo inesperado para ellos. Sin embargo, era mejor así, para evitar que se enfrentaran y Paula resultara herida.—Atáquenlo—ordenó el señor Fuentes con una risa fría. Ya no tenía ninguna inhibición y dio la señal de ataque.—Chico, prepárate para caer—sonrieron maliciosamente los dos guardaespaldas, mostrando una intimidante aura, mientras se abalanzaban rápidamente hacia Christian.¡Pum! ¡Pum!Con dos fuertes choques, todos sintieron un destello frente a sus ojos. Christian atacó como un rayo, la
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