Edan sabía que hoy tenía que, al admitir su derrota, ya no podía manejar esta situación.Inmediatamente, Edan cambió su rostro serio por una sonrisa y se acercó entusiasta para darle la mano a Teodoro: —Así que usted es el mismísimo señor Teodoro. Si me hubiera avisado antes, no habríamos tenido este malentendido, vea esto...—Es suficiente aflojar este problema un poco. Después de todo, no es un gran lio, podemos resolverlo civilizadamente entre nosotros, dijo Teodoro con indiferencia.Aunque Teodoro había sido oprimido por la familia Aguilar, en el exterior era una figura aun dominante, no alguien a quien la gente común pudiera provocar. Un pequeño jefe de distrito no era nada para él.Edan, captando el mensaje en las palabras de Teodoro, se apresuró a decir: —Bien, bien, tengo asuntos más importantes que atender, así que se los dejo a ustedes y mejor me voy.Después de hablar, Edan se fue rápidamente sin mirar atrás, llevándose a su secretario.Esto dejó a Noé completamente atónito,
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