Capítulo 244
—Piensa en algo, de todas formas, no podemos recurrir a la violencia. Sé que sabes pelear, pero si alguien resulta herido o muerto, no solo tendrás problemas tú, sino que también será difícil para mis padres seguir viviendo aquí, Sofía casi suplicaba inquietamente.

Simón suspiró y dijo: —Haré lo que pueda.

En ese momento, Alberto también salió del privado, mirando a Simón y Sofía parados la sala, y soltó una gran carcajada.

—¿Por qué no se van? Vayan, desafió sarcásticamente Alberto.

Los padres de Sofía y su tía también salieron al instante, y al ver la situación, todos mostraron una expresión de ansiedad. Esto se estaba convirtiendo en un problema bastante serio.

Los hombres que estaban afuera, al ver salir a su jefe, empezaron a saludarlo y a hacer alboroto en la entrada, esperando la orden dada por Alberto.

Una sonrisa de satisfacción apareció en el rostro de Alberto. En Astoria, no había nada que él no se atreviera a hacer, ni nadie a quien le temiera.

Justo en ese momento, dos coc
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