Capítulo 398
En ese momento, un hexagrama se formó, con un misterioso círculo rúnico en el centro, el cual conectaba todas las runas. Cuando Simón inyectó energía espiritual en el círculo mágico, todo el patrón del círculo se iluminó y, en el centro del círculo, una llama ardiente se encendió.

Simón sonrió satisfecho y arrojó las piedras una por una al círculo mágico.

Estas piedras, al encontrarse con el fuego, se convirtieron en cenizas, pero el oro puro se precipitó y se asentó en el círculo mágico.

Así, en un lapso de dos horas, Simón fundió todas las piedras y extrajo el oro puro de entre ellas.

Pero lo más importante estaba por venir.

Simón se sentó junto al círculo mágico, inyectando continuamente energía espiritual. Las llamas en el círculo mágico quemaban sin cesar, eliminando las impurezas del oro puro.

Sin sol ni luna en ese lugar, sin referencia temporal, finalmente, en el círculo mágico apareció un gran bloque de metal dorado, resplandeciente con destellos estelares.

Era el oro puro m
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