Capítulo 467
Pero en este momento, Cadilaya soltó una carcajada salvaje, agitando su enorme hacha mientras gritaba: —¡Insignificantes humanos, se atreven a desafiar la majestuosidad del Dios de la Sangre! Acepten la muerte otorgada por el Dios de la Sangre, es un honor.

En su segunda forma transformada, Cadilaya se volvía aún más frenético. Su gigantesca hacha descendía con una fuerza más salvaje, causando grietas masivas en la plaza y haciendo que comenzara a derrumbarse por completo.

—Maldición— maldijo Simón, apretando aún más su ofensiva.

Esta criatura aterradora era un demonio totalmente enloquecido, sin emociones más allá de la lucha, la matanza y la sed de sangre.

Su enorme tamaño y una defensa poderosa hacían que fuera difícil encontrar puntos vulnerables, convirtiéndolo así, en un enemigo muy formidable.

Constantino ya estaba debilitado, emitiendo ocasionalmente una llama sagrada, pareciendo carecer de capacidad de combate.

Pero Cadilaya, en su segunda forma, apenas se veía afectado por la
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