Capítulo 494
—Sí, sí, realmente tiene una visión a largo plazo, exclamó Manuel con un evidente halago.

Aníbal rio entre dientes y dijo: —La dignidad que se pierde en un lugar, se recupera en el mismo. Mañana al mediodía, en ese mismo lugar, invita a todas esas personas de nuevo. La dignidad de la familia Escobar no puede ser vilmente mancillada.

—¿Tío, piensa pedir ayuda al ancestro?, preguntó Manuel con gran emoción.

Aníbal respondió con total indiferencia: —¿Y quién más sería capaz de enfrentar a un ser casi en el reino sagrado, aparte de mi padre?

—Claro, el abuelo, ha estado en el umbral del reino sagrado por décadas. Ese joven no tiene ninguna oportunidad, dijo Manuel con determinación.

Aníbal sonrió y le confesó: —Déjame decirte que mi padre ya es un semi-santo. Debajo del dominio sagrado, todos son realmente insignificantes. ¿Has oído alguna vez esa frase?

—¿Semi-santo?

Manuel se llenó por completo de alegría. Aunque no poseía talento para la cultivación, siendo de una familia de practicante
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