Ocho semanas después... “Tienes que presentarte ante la corte, su Alteza, todo el mundo te está esperando”, anunció Baski al entrar en la habitación de la Reina Danika. La Reina, embarazada de treinta y tres semanas, estaba parada frente al espejo con su costoso y extravagante vestido real hecho con el más fino encaje y seda, rico en terciopelo. La lujosa túnica roja y dorada también contenía encajes bordados y piedras preciosas. Llevaba el cabello largo y rubio, ondulado y peinado, sobre su espalda. La Reina se ve increíblemente hermosa, incluso en su estado, pero no se siente feliz. Echa de menos al Rey Lucien con una intensidad tan aterradora que le resulta indescriptible. Con el paso de los días, lo extraña tanto que la mayoría de las noches llora hasta quedarse dormida en su cama vacía, a menos que Sally venga con sus cuentos. Se arrepiente de haber huido de él aquella noche en que tuvieron un malentendido. Debió quedarse y hacer entrar en razón a ese cabeza dura. Deb
Kamara está desesperada. Ya no puede dormir en paz, ni siquiera puede comer sin sufrir de indigestión... sobre todo porque no tiene apetito en absoluto. No desde que escuchó la conversación de su padre con su General sobre Callan. Ya pasaron dos meses desde que Callan fue encarcelado en ese calabozo, su padre solo ordeno que no se le diera de comer, pero no ordenó ninguna tortura ni algún veredicto sobre lo que le ocurrirá a Callan. Eso la tenía sumamente preocupada porque conoce a su padre. Su fingida ignorancia no significa que lo haya olvidado, solo quiere decir que está planeando algo mucho peor. Sus preocupaciones se confirmaron la semana pasada, cuando escuchó su conversación con su General cuando él estaba enojado diciéndole al General que estaba esperando a que el Rey Lucien viniera a buscarla, pero el Rey estaba decidido a avergonzarlo después de arruinar a su hija. Procedió a declarar que planea ordenar la ejecución de Callan. Fue devastador escuchar que su padre plan
Dos meses no cambiaron el hecho de que Vetta no sabe qué hacer con su vida. Estos dos últimos meses no fueron fáciles, ya que siempre se encuentra a sí misma resistiendo el impulso constante de volver a palacio. Pero, le prometió al Rey Lucien que ‘sanaría’, estaba decidida a no defraudarlo... aunque no sabía qué significaba ‘sanar’. Las heridas que tiene nunca sanarán. Pero como ya hizo una promesa así, estaba decidida a intentar vivir como una mujer libre, y se propuso cumplirla. En los últimos dos meses, intentó hacer todo lo que hacen las mujeres normales del Reino de Salem. Va al mercado por comida, asiste a la feria siempre que se entera de que habrá espectáculo de carnaval, mantiene su casa e incluso sale a recoger las frutas que caen en el jardín. Está bien, admitió Vetta en su interior mientras ponía la mesa para cenar temprano en el silencio de su casa. No fue fácil, pero se sentía bien. La vida de una mujer libre era aburrida pero fascinante. Una de las cosas que
El Rey Lucien acababa de regresar de la Corte Real, muy cansado y con un fuerte dolor de cabeza. Cojeaba levemente por estar tanto tiempo de pie. Fue un día muy ajetreado, como todos estos dos últimos meses. Más temprano, recibió la carta de la Princesa Kamara, y se vio obligado a abrirla. Las otras cartas no se molestó en abrirlas porque, francamente, no le importaba su contenido. No tiene intención de casarse con la Princesa. Pero, al venir de un mensajero, dedujo que debía de haber algo más en la carta– tenía que haberlo para que el mensajero fuera enviado desde Navia hasta Salem. Así que la abrió y la leyó. En efecto, había algo más en la carta. Finalmente tenía sentido, el comportamiento de la Princesa aquí en Salem. Su corazón ya le pertenece a otro. Como el suyo. Se dirigió a su escritorio y se sentó en su silla, con la mano tocando su adolorida cabeza. Simplemente está muy cansado. Sus días ajetreados no hacen nada por aliviar los dolores de su pecho, la agonía de
“Tus palabras tiernas me abruman, Esclava Zorra”. Seguía divirtiéndose. Vetta se giró hacia la entrada de la cueva, ignorando el golpe en el pecho que le provocó escuchar ese nombre. “No crees que simplemente puedes irte, ¿cierto?”. Su voz burlona volvió a sonar.“¡Solo mira mi espalda mientras me largo, monstruo!”. Espetó sin darse la vuelta.“Necesito tu ayuda”.Vetta se giró tan rápido que dio una vuelta entera. Respiró hondo dos veces, tratando de calmarse. Cuando recuperó un poco el control, le clavó una mirada llena de tanto odio que habría hecho tambalearse a un ser menos humano... o a un monstruo menos monstruoso.“Prefiero morir antes que ayudarte con algo”. Afirmó firmemente. Él se agarró el pecho en un simulacro de asombro. “Oh, mascota. Eres tan predecible”.“Me voy”. Se giró de nuevo.“Si me ayudas, recibirás tanto dinero a cambio, que serás una mujer rica”.“Puedes pudrirte en el infierno”. Ella está a quince pasos de llegar a la entrada.“Te daré poder, V
Los pasos de Vetta vacilaron. Se hizo el silencio. Entonces, se giró y se enfrentó a él. El veneno en su expresión SÍ lo hizo estremecerse esta vez.“Eres un monstruo despreciable y tramposo”. Siseó: “Siempre es con amenazas, ¿no? Siempre amenazas. Chantaje. Siempre”.Él se encogió de hombros, imperturbable. “Es más efectivo que cualquier otra cosa. Sobre todo porque sabes que soy un hombre de palabra”.“Mientras que las palabras de otros hombres son oro, tu palabra es de aluminio”. Ella se cruzó de brazos: “Saldré de aquí, y déjame decirte lo que sucederá. Iré a ver donde el Rey y se lo contaré todo. La rata que él cree muerta no lo está. En su lugar, está en una sucia cueva sedienta de poder”.“Pobre Vetta. Eres tan, tan, tan patética. ¿Escuché que le dio su amor a otra? Después de todo tu sacrificio y todo lo que hiciste por él, ¿qué conseguiste?”.Él estaba sonriendo: “Te tiró como un trapo viejo mientras su corazón anhela a tu enemiga. El Rey Cone te lo dijo, ¿o no? Apues
Baski instó a la cansada Reina Danika a salir a dar un paseo para ejercitarse. La Reina estaba malhumorada y se resistía a ir. Después de pasar la mitad del día en la corte, solo quería acostarse en la cama y dormir toda la noche... si es que lograba conciliar el sueño. Pero Baski la sacó a rastras del palacio. Cuando el aire de la noche golpeó a Danika, la mayor parte de su malhumor desapareció y, a medida que avanzaban, tuvo que admitir que un paseo nocturno no era mala idea. “Tienes muchas cosas en la cabeza, mi Reina”, señaló Baski mientras caminaban hacia el jardín del palacio. “Sí, tengo muchas cosas en la cabeza. Me digo a mí misma que deje de preocuparme siempre, como tú siempre me dices, pero a veces no puedo evitarlo, Baski”.“¿Es por tu matrimonio inminente?”.“Sí. Se convirtió en lo más importante en mi mente desde que esos ministros fastidiosos me hicieron dar la orden hace dos días”. Respiró hondo y se llevó una mano a la cintura para sostener su propio peso. Se
Kamara se despertó con la noticia de la carta del Rey Lucien, su felicidad era insuperable. Se disparó aún más cuando Henna corrió a su habitación para decirle que el Mensajero Real de Salem llegó y está con el Rey Valendy. Kamara estuvo bailando sola desde entonces, luciendo una sonrisa de oreja a oreja mientras atendía sus obligaciones reales. Hizo tiempo, como siempre, para llevar comida al calabozo de Callan. No la dejan acercarse, porque su padre se aseguró de eso, pero ya tiene a unos cuantos guardias trabajando para ella para asegurarse de que Callan reciba comida. La comida que trajo hoy se la entregó a uno de los guardias, como de costumbre, antes de regresar a las Habitaciones Reales. Desde lejos, vio los ojos de Donna clavados sobre ella, la señora fruncía el ceño, pensativa. Obviamente, se pregunta por qué hay una sonrisa en el rostro de Kamara hoy. Era una escena poco habitual desde que su amado fue encarcelado. La Princesa Kamara solo sonrió arrogantemente a l