Parte 3 Capítulo 80
El Rey Lucien acababa de regresar de la Corte Real, muy cansado y con un fuerte dolor de cabeza. Cojeaba levemente por estar tanto tiempo de pie. Fue un día muy ajetreado, como todos estos dos últimos meses.

Más temprano, recibió la carta de la Princesa Kamara, y se vio obligado a abrirla.

Las otras cartas no se molestó en abrirlas porque, francamente, no le importaba su contenido. No tiene intención de casarse con la Princesa.

Pero, al venir de un mensajero, dedujo que debía de haber algo más en la carta– tenía que haberlo para que el mensajero fuera enviado desde Navia hasta Salem.

Así que la abrió y la leyó.

En efecto, había algo más en la carta. Finalmente tenía sentido, el comportamiento de la Princesa aquí en Salem. Su corazón ya le pertenece a otro. Como el suyo.

Se dirigió a su escritorio y se sentó en su silla, con la mano tocando su adolorida cabeza. Simplemente está muy cansado.

Sus días ajetreados no hacen nada por aliviar los dolores de su pecho, la agonía de
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