“No, no, no. Joven Amo Nigel, no se enoje. Es mi culpa, he cometido un error, ¿de acuerdo?”. Kenton entró en pánico y trató de levantarse de la cama, pero sin querer agravó su herida.“¡Ay!”. Las manos de Kenton se aferraron a su adolorida herida. Sus pies se doblaron y, sin planearlo, se arrodilló frente a Nigel y Sabrina.Nigel sonrió con arrogancia. “No hay necesidad de eso”.Kenton se quedó sin palabras. Miró como Nigel se llevaba a Sabrina fuera de la sala, Kenton estaba tan enojado que golpeó el marco de la cama con el puño.“¡Nunca me he arrodillado ante nadie!”.Sus subordinados no se atrevieron a decir una sola palabra.Kenton había hecho su fortuna por diversos medios, y conocía a mucha gente de la calle. Había pensado que nadie en Ciudad del Sur, independientemente si estuviera dentro o fuera de la ley, se atrevía a desafiarlo. Sin embargo, nunca esperó que perdería la mitad de su fortuna a manos de Sebastian, que había sido el hijo b*stardo de la familia Ford, y había
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