Ante el majestuoso hombre, Aino, que nunca había tenido miedo, se inquietó por primera vez. Ya había visto a ese hombre en el computador de su madre, y ésta siempre sollozaba en silencio a altas horas de la noche cuando se quedaba sola mirando la foto de ese hombre. Para una niña de cinco años, Aino solo podía interpretar las lágrimas de su madre como resultado del miedo hacia el hombre, y era natural que una niña temiera lo que su madre temía. Asustada, Aino no se atrevió a responder y retrocedió unos pasos.Leo, que estaba detrás de Sebastian, estaba cada vez más impaciente y gritó: “¡Tío Ford, mátala! Mata a Aino Scott”.Justo cuando, tanto Zayn como Sabrina, estaban perplejos como ciervos en los faros, Aino parecía haber reunido finalmente el valor para hablar.“¿Puedes dejar tranquila a mi mami?”, preguntó.“¿Qué?”. Sebastian frunció el ceño, confundido.“Mi mami te tiene miedo, siempre llora cuando te ve. Si sueltas a mi mami y a mi tío, dejaré que me mates”. Aino miró con n
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