Virginia caminó detrás de Jason dando tropezones. Le dolía ese brazo por el que la llevaba agarrada, pero más le dolía el corazón. Connor le había hecho una promesa absurdamente vacía. Había esperado su protección o al menos un poco de comprensión de su parte, pero todo lo que había encontrado de su parte era una rabia ciega como si le hubiera hecho la peor de las traiciones.
¡Qué idiotez! ¡Tenía que hacer un huracán por algo que ni siquiera se acercaba al dolor de la traición verdadera! Ese dolor que solo se sentía cuando descubrías que tu propio padre era el asesino de tu madre.
Se soltó de la mano de Jason de un tirón en cuanto llegaron a la calle y vio a más personas. Sabía que Jason era extremadamente peligroso y aún le tenía miedo, pero algo en ella había cambiado. Quizás
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BABY CAP[ITULO 31. Un primer y último abrazo
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BABY CAPÍTULO 32. Una llamada perdida
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