Capítulo 50
Ella no tenía capacidad para luchar en ese entorno. La trataban como a un juguete, una hormiga y un trozo de pasto.

Sabrina no tenía un centavo, no tenía nada a lo que recurrir y estaba exhausta.

No quería pelear más.

Si la volvían a humillar hoy, acabaría con su vida.

Lo único que la haría feliz sería si pudiera llevar a su bebé a reunirse con su madre.

El hombre se levantó de repente después de mirar a la obediente Sabrina. Su mirada hacia Sabrina era aun más despectiva que antes.

“¡Ninguna mujer con la que yo, Sebastian Ford, quisiera meterme en la cama se resiste! ¡Tú, por el otro lado, no eres digna!”, continuó con frialdad: “¡Escúchame bien! Si bien todavía tienes una relación matrimonial conmigo por un mes más o menos, ¡será mejor que cumplas con el deber de una esposa y no te metas con ningún hombre! ¡Solo te estoy dando esta única oportunidad como advertencia!”.

El hombre la dejó caer y se levantó para irse después de decir eso.

Sabrina se quedó sin palabras.

¿Ella j
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