Capítulo 1870
Al ver que Simón, sin dudarlo, extendía su mano para desafiarlo, Benedicto no pudo evitar reír. Pero, siendo un apasionado de los combates, aceptó de inmediato. Siempre había enfrentado a cualquier tipo de retador con todas sus fuerzas, y esta vez no iba a ser la excepción.

—Muchacho, te advierto que nunca he perdido. Esta vez seré indulgente contigo. Si pierdes, mejor te largas de aquí de inmediato.

—De acuerdo, — respondió Simón tranquilamente: —Si ganas, me iré de inmediato. Pero si gano yo, tendrás que obedecerme desde ahora hasta que suban al avión para irse. ¿Qué te parece?

—Hum, eres arrogante, pero me gusta tu confianza. De acuerdo, acepto, aunque no tienes ninguna oportunidad. ¡Empecemos!

Benedicto apretó la mano de Simón y ambos se miraron fijamente, parados en un duelo de voluntad y poder. Aunque exteriormente parecían inmóviles, en su interior sus energías espirituales habían comenzado poco a poco a estallar.

Ambos concentraban su energía en las palmas, pero Benedicto no us
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