Capítulo 407
Loreto, al ver que la unidad de operaciones especiales se acercaba, detuvo a sus subordinados con un solo gesto. Él valoraba su identidad y no quería llamar demasiado la atención. Además, le encantaba jugar de manera astuta.

Disfrutaba especialmente manipulando a sus oponentes, haciéndolos sufrir entre sus manos, incapaces de morir ni de sobrevivir, suplicándole desesperadamente. Esa era la sensación extrema que le proporcionaba un placer indescriptible.

Que los agentes especiales lo arresten primero y luego lo torturen lentamente. ¿No es más interesante que simplemente matarlo?

Pensó, reprimiendo la furia que acababa de experimentar, mientras esbozaba una sonrisa fría.

En ese momento, el capitán del equipo se acercó a ambos lados y, después de echarle un vistazo a Simón, miró a Loreto y preguntó: —¿Qué está pasando?

Loreto respondió con indiferencia: —¿Cómo debería dirigirme a usted?

El capitán del equipo, a quien realmente no conocía, solo había llamado al subcomandante de la unidad
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