Capítulo 77
La mujer observó al hombre rubio y dijo lentamente: —Recuerda, no la insultes. Después de todo, ella fue uno de nosotros.

—Entendido, señorita— El tipo rubio soltó una risa malévola y extraña.

......

Por la mañana, Simón estaba en la sala, jugando con una ficha en su mano, sintiendo el misterioso poder adentro.

En ese momento, Daniela bajó con gran rapidez las escaleras y le sonrió a Simón: —Buenos días, jefe.

—No seas tan formal— Simón negó con la cabeza.

Daniela dijo: —Las reglas son importantes. Ah, por cierto, tu coche está ya arreglado.

Dándole las llaves a Simón, recordándole el incidente donde su coche resultó dañado en la pelea entre Abel y Rafael, Simón había estado tomando taxis estos últimos días.

Simón afirmó: —Gracias.

—Adiós, jefe. Abel está afuera esperándome. Recuerda desayunar—Daniela, con sus largas piernas y tacones altos golpeando rítmicamente el suelo, salió de la habitación.

Mirando la hermosa figura de Daniela, Simón suspiró ligeramente, pensando para sí mismo.

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