Capítulo 123
Avery volvió a entrar a la habitación con un botiquín en la mano.

Se arrodilló junto a las piernas de Elliot y empezó a quitarle las vendas a las heridas.

Sus heridas eran más graves de lo que había imaginado.

Le faltaba un gran pedazo de piel en la pierna, lo que dejaba ver la carne roja y sangrienta que había debajo.

¡Debía de estar en agonía!

Elliot apenas se movió mientras Avery trataba y vendaba sus heridas.

Él notó que la respiración de la mujer se había vuelto pesada.

“Se ve peor de lo que es. No me duele”, dijo el hombre con una voz que atravesaba el silencio.

Quería hacerla sentir mejor, pero ella no quería su falso consuelo.

Avery le pinchó la herida con el dedo, lo cual hizo que Elliot inhalara bruscamente.

“Vuelve a decirme que no te duele”, dijo ella mientras lo miraba con los ojos enrojecidos.

Elliot colocó los brazos detrás de él, luego entrecerró los ojos y dijo: “No me duele”.

Apostó por que ella no volviera a hurgar en su herida.

Ver el dolor del hombre h
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