Capítulo 98
“¡Avery! ¡¿Has olvidado de quién eres esposa?!”. Elliot apretó con fuerza las pequeñas manos que intentaban resistirse de la mujer y las inmovilizó por encima de la cabeza de su dueña. “¡Te he dicho que te alejes de Charlie! ¡No desafíes mi paciencia!”.

Hacía tiempo que Avery no lo veía tan irritable y demente. Parecía tan débil, pero su fuerza era aterradora. No se atrevió a resistirse a él, ya que cuanto más luchaba ella, más enloquecía él. Avery se acostó tranquilamente por el bien de los niños que llevaba dentro. Esperó a que él descargara su disgusto.

“¿Por qué no dices nada?”. La ardiente mirada de Elliot observaba el rostro de Avery. Sus dedos rozaron las mejillas de ella y se deslizaron finalmente desde las cejas hasta detrás de las orejas.

“¿Qué quieres que diga? ¿Qué quieres escuchar? Lo diré para ti”, dijo ella.

La ira en el corazón de Elliot se extinguió al instante.

“Avery, ¿en serio no me puedes perdonar?”.

La voz de Elliot era ronca y suave, y sus dedos se colaron
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