Capítulo 115
¡Uf!

Thea tomó una respiración profunda.

¡Era tan surrealista!

¡Todo esto era simplemente increíble!

Justo entonces, un Firarre se detuvo en la entrada.

Una mujer alta, hermosa y elegante con una camisa blanca y una falda lápiz negra se acercó.

Clic-clac, clic-clac...

Sus tacones repicaban contra el suelo, creando sonidos claros.

“Señorita Lawson”.

Todos los vendedores de la tienda fueron respetuosos cuando la mujer se acercó.

Incluso la encargada, Miranda, dijo respetuosamente: “Señorita Lawson”.

Yuna contempló la escena y miró a James. Finalmente, su mirada se posó en Thea. Fingiendo conocer a Thea, le tomó la mano y sonrió. “¡Realmente eres tú, Thea!”.

“...”.

Thea se quedó atónita.

No reconocía quién era esta hermosa mujer.

“Thea, soy yo. Soy Yuna, Yuna Lawson. Cuando estábamos en la universidad, diste un discurso durante la conferencia del Señor Quigley y recibiste una gran ovación. Yo también estaba allí”.

Thea trató de recordarlo.

Le parecía recordar un incidente
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