Capítulo 53
Clinton no pudo contener su emoción cuando escuchó el término de su apuesta.

Su coche era del modelo 540, mientras que el de Charlie era del 520. El perdedor no podría ganar, aunque lo intentara.

¡Estaba impresionado por la audacia de Charlie de hacer una apuesta tan grande con él!

Su automóvil sería un desperdicio total cuando los tres metros de fuegos artificiales se encendieran en su automóvil. Todo—el interior, los asientos y el tablero— quedaría arruinado en un instante.

Charlie estaba cavando su propia tumba, ¡así que bien podría darle un buen empujón!

Clinton asintió sin vacilar y gritó: “¡Chicos, ustedes serán nuestros testigos! Correremos para ver quién tiene el coche más rápido. ¡Coloquen los fuegos artificiales en el auto de quien pierda y enciéndanlos!”

Luego, agregó, “¡Si alguien se atreve a retractarse de la apuesta, toda su familia morirá!”

Los chicos que estaban al lado de la carretera vitorearon en voz alta. El resto de los compañeros de clase que estaban dentr
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