Epílogo Las puertas enormes puertas se abrieron de par en par, Scott Carter cerró sus ojos cuando el sol golpeó su rostro, había pasado algún tiempo desde la última vez que respiró en libertad y hoy volvía a hacerlo… —Su libertad tiene nombre y apellido, señor Carter —expresó el hombre parado junto a él. —Lo sé, abogado. Realmente no entiendo el motivo por el cual hace todo esto, no fui un buen hombre y tampoco un buen amigo —dijo con un nudo en la garganta. —El señor Cameron debe estar loco, yo en su lugar jamás habría pagado una fianza altísima para dejarlo en libertad; pero donde manda capitán no manda marinero. He cumplido con su petición, tiene una segunda oportunidad de hacer las cosas bien y por su bien yo espero que sepa aprovecharla, porque nadie en esta vida puede ser tan idiota para tropezar dos veces con la misma piedra —espetó el abogado, manifestando su descontento ante la decisión de Blake Cameron de dejar en libertad a su secuestrador. Scott no tenía palabras para
SinopsisMatthew Cameron, la estrella de soccer del momento, siendo uno de los tres hijos de los magnates del cine en Hollywood, está acostumbrado a tener los reflectores y las cámaras sobre él.Sin embargo, tras una entrevista fallida con Alana Miller, una joven periodista, su mundo perfecto se convierte en una serie de escándalos, en los que ella rebasa la paciencia del jugador, tras publicar unas fotos muy comprometedoras que ponen en duda la orientación sexual del joven Cameron.Pronto su relación se convierte en una línea muy fina entre el odio y el amor.¿Cruzarán la línea entre el odio y el amor?...
Lo tomas o lo dejasAlana miró a su jefe con ojos desorbitados, ¿Cómo que iba a tener que cubrir una nota deportiva? Ella no era experta en deportes, en ningún tipo de deportes. Es más, odiaba el fútbol soccer, pensaba que la gente estaba loca por pagar grandes cantidades de dinero a tipos que solo se dedicaban a patear el balón de un lado al otro.—¿Me has escuchado, Alana? —la voz del señor Ben interrumpió la línea de pensamientos de la mujer.—¿Por qué yo? —preguntó aún estado de consternación.—Porque eres la única periodista libre para hoy, Alana, y porque soy tu jefe y puedo pedirte este tipo de trabajo —explicó el hombre.Ben era un tipo amable cuando no se le buscaba tres pies al gato sabiendo que tiene cuatro, pero Alana no era la persona indicada para cubrir la nota deportiva por muchas razones. La más importante de todas es que no tenía ni puta idea de fútbol, ella era experta en periodismo político, se había especializado en ello durante bastante tiempo con veinticinco año
Gato negro«La sección de deportes o nada»Alana no podía creer que había aceptado ser periodista deportiva, pero ¿Qué otra cosa le quedaba? Era imposible volver a cubrir una nota política mientras la editorial estuviese enfrentando la demanda que, según Ben, era culpa suya.Alana abrió una botella de vino, se sirvió una copa casi llena, mientras preparaba la tina para darse un reparador baño e investigaba todo sobre Matthew Cameron, el hombre que desde hoy se había convertido en su nuevo objetivo.—Vamos a ver que tienes para contarnos, muñeco de pastel —dijo para sí, mientras deslizaba el dedo sobre la pantalla y leí la información que Ben le había hecho llegar.Alana se sorprendió al darse cuenta de que Matthew Cameron y los Cameron del negocio de cinematográfico de Hollywood eran los mismos.—Esto parece interesante —murmuró, mientras bebía un sorbo de su copa y continuaba leyendo la biografía del jugador y trazaba su plan de cacería. No es como si tuviese de dónde elegir, en ese
Un trato convenienteMatthew Cameron apretó el periódico con fuerza entre su puño, mientras Nash caminaba de un lado al otro, como si fuera un toro a punto de embestir al torero. Y lo peor es que tenía motivos suficientes para hacerlo, pero lo que más le preocupaba de todo, era el escándalo que estaba armándose a su alrededor por culpa de una periodista poco profesional. Ella no tenía ni puta idea de lo que esto significaba para Nash y Matthew.—Deja de moverte, me estás mareando —habló Cody, quién había acudido al departamento de su amigo, apenas había visto la noticia.—¿Cómo quieres que deje de moverme? —preguntó Nash con enojo—. Mi padre va a matarme por culpa de esa tipa, ¿quién diablos se cree que es para cuestionar nuestra orientación sexual? —cuestionó, sentándose junto a Matthew, quién guardaba silencio y escuchaba a Nash.—Voy a solucionar esto —dijo, poniéndose de pie con una falsa calma, algo que contradecía el enojo que bullía desde lo más profundo de su corazón. Matthew
Atrapada —¿¡Qué hiciste qué!? —medio gritó, medio preguntó Cody, levantándose de su asiento como si fuese impulsado por un resorte. Sin poder creer lo que Matthew acaba de decirles.—Hice un trato conveniente para todos, Cody —dijo viendo el vaso de whisky sobre la mesa, necesitaba algo fuerte para pasar el mal trago que esa mujer le estaba haciendo vivir, pero si Alana pensó que iba a hundirse solo, se había equivocado. Él estaba más que dispuesto a arrastrarla con él.—¿Un trato conveniente? —cuestionó de nuevo el hombre.—Sí.—¡Estás loco! Eso solo terminará por arruinar tu carrera, ¿Sabes lo que los medios dirán cuando aparezcas en público con la mujer que puso en duda tu sexualidad? —Cody quería coger a golpes a su mejor amigo, hasta hacerlo entrar en razón.Matthew frunció el ceño ante las palabras de Cody, porque tenía que en el fondo pudiera tener razón.—Van a creer exactamente que es un trato conveniente para ocultar a tu verdadera pareja—continuó Cody con exasperación ante
Novio falso Alana se miró al espejo, el vestido que Matthew Cameron le había hecho llegar era exactamente de su talla y era tan jodidamente perfecto que por un momento tuvo miedo de ponérselo y arruinarlo. Ella nunca había tenido una pieza tan preciosa, incluso el día de su graduación, había usado un vestido de alquiler que su padre a duras penas había podido pagar, pero con el que ella se sintió la mujer más feliz y hermosa del mundo. El recuerdo de aquel día tan importante le hizo reflexionar sobre sus recientes actos.Alana sabía que no tenía ningún tipo de justificación para hacer lo que hizo, pero el miedo a perder su trabajo la llevó a cometer errores. Errores por los que seguramente sus padres se sentirían avergonzados y lo peor es que no tenía ninguna excusa válida, excepto que no quería perder la poca comodidad que les podía ofrecer con su trabajo. Alana dejó de pensar y terminó de arreglarse, Matthew no demoraba en pasar por ella, así que cogió la bolsa a juego con su elega
Como si fuera real El semblante alegre de Daphne cambió a uno sombrío por el resto de la gala, ella trató de disimular cuán afectada había quedado con la noticia. Ella en realidad no podía explicarse porque le dolía tanto que Connor se comprometiera en matrimonio con Alexandra Stone, ellos llevaban dos años saliendo y su relación era una de las más estables del medio, pues desde que se conocieron durante un rodaje, donde Daphne actuó como hija de la pareja, las chispas saltaron y lo demás ya era historia.—¿Te sientes bien, cariño? —preguntó Hope al ver a su hija un tanto ausente.—Necesito ir al baño —se disculpó y aprovechó que la transmisión en vivo se había ido a un corte, para salir del teatro. Ella necesitaba un poco de aire y soledad para digerir la noticia y tratar de averiguar qué tipo de sentimientos albergaba por Connor, además de admiración.Daphne caminó hasta llegar a los servicios, pero no lo hizo sola, Alana la había seguido.—¿Te sientes bien? —le preguntó la joven a
¡Tres semanas!Tres semanas era el plazo que Abby le había dado a Isaac para casarse con ella. Isaac se había sorprendido, pues esperaba que su prometida planificara la boda de sus sueños, sin embargo, Abby había decidido todo lo contrario.«El tiempo es oro y la vida es muy corta para perder más el tiempo, Isaac. Yo estoy segura de mis sentimientos por ti y si en tu corazón no existe duda alguna de que me amas, no entiendo por qué debemos esperar. ¿Qué vamos a esperar?»Aquellas palabras habían sido decisivas para Isaac. Él no iba a negarse a convertir a Abby en su esposa y compartir con ella por el resto de su vida.Las tres semanas pasaron en un abrir y cerrar de ojos. Bárbara Hamilton había convocado a toda la familia para solicitarles su participación y planificación de la boda.Si la familia se vio sorprendida por el repentino anuncio, se abstuvieron de hacer comentario alguno y participaron muy activamente hasta en el más mínimo detalle de la fiesta.Hope y Daphne fueron las en
Abby miró su reloj por enésima vez, el pequeño aparato marcaba las ocho de la noche y quince minutos e Isaac no daba señales de vida.—¿Dónde te has metido? —musitó en voz baja, mientras caminaba a su balcón, ya ni recordaba las veces que lo había hecho en los últimos cinco minutos.Abby estaba tentada a llamarle y preguntarle, pero… ¿Qué iba a preguntar? ¿Si se había arrepentido? ¿Qué de repente se había dado cuenta de que no eran el uno para el otro? Ella negó con brusquedad, como si de esa manera los malos pensamientos se alejaran de su cabeza.Eran pensamientos que no debía tener, que no debía siquiera pensar.—Isaac —lo llamó.Abby se acercó a la ventana de nuevo, caminó un par de veces, miró su reloj y apenas habían pasado tres minutos.Estaba a punto de caer en la desesperación, incluso estaba tentada de llamar a la policía, pero cuando sus ojos se fijaron en el auto que estacionó frente a la entrada de su casa, ella se olvidó de todo, salió de su habitación y corrió escaleras
Un sentimiento de enojo se apoderó del cuerpo de Isaac y un deseo de ir y golpear al hombre barrió por cada fibra de su ser, sin embargo, no se movió de su sitio. Se obligó a estar de pie, justo allí donde estaba.—Isaac —murmuró Connor, el hombre no tuvo ningún problema en reconocérselo y sin saber por todo lo que el ex agente había pasado se acercó para darle la mano.Isaac de nuevo estuvo tentado a no corresponder el saludo, pero terminó extendiendo su mano, recordando que el motivo de su secuestro también tuvo que ver con su trabajo. Ser un agente no era fácil y llevaba muchos riesgos y en el fondo agradeció no haber sabido qué Connor vivía, pues con seguridad habría revelado la verdad ante tantas torturas a las que había sido sometido.—Connor —dijo, sorprendiendo al hombre, pues en todos esos meses, seguía utilizando el nuevo nombre que le fue otorgado.Daphne carraspeó para llamar la atención de los hombres, pues la presencia de Isaac en casa de sus padres y luego de tanto tiem
Abby dejó escapar un ligero gemido, su cuerpo estaba dolorido, pero de esa manera deliciosa, con esas señales inequívocas de haber hecho el amor toda la noche.—Buenos días mi Ángel —saludó Isaac dejando un sendero de besos húmedos por sus hombros y mordiendo el lóbulo de su oreja.—¿Cómo llegamos aquí? —preguntó, la chica al darse cuenta de que estaba sobre una cómoda y suave cama.—Exactamente, no lo sé —Isaac se rio—. ¿Importa? —preguntó sin dejar de reír.El sonido de aquella risa inundó el corazón de Abby, que bien se sentía, era como estar en el lugar correcto, con la persona correcta.—Lo único que me importa es saber que estás aquí, conmigo —respondió, girándose para quedar frente a frente con Isaac.—Abby —susurró, perdiéndose en su mirada, Isaac estaba tentado a tomar los labios de la muchacha y volver a perderse entre las mieles del amor, sin embargo, era consciente de que no todo era pasión. Ellos se habían entregado por completo y él deseaba hacer las cosas bien y bonitas
«Deseo hacerte el amor»El cuerpo de Abby tembló ante tal declaración, su corazón se aceleró y su intimidad se humedeció casi de inmediato.—Isaac —susurró, mirándolo a los ojos con intensidad.—Abby…El ex agente estaba a punto de retractarse, quizá no había sido el mejor momento, tampoco era el mejor lugar, por lo que, haciendo acopio de su fuerza de voluntad, intentó apartarse del cuerpo de la joven.Abby adivinó sus intenciones y antes de que se pudiera alejar lo haló de la camisa y tomó su boca en un beso desenfrenado, presionándose contra él de tal manera que no pudiera escapar.Isaac tampoco deseaba huir, él no era un don Juan, no tenía ningún interés en nadie más que no fuera Abby, tampoco la quería para una noche de aventura. Él deseaba que su Ángel formara parte de su vida y felicidad por el resto de sus días.Quizá estaba comportándose de manera egoísta a ojos del mundo, sin embargo, era todo lo que él deseaba. No pedía nada más a la vida, no quería nada más.El bes
Isaac se quedó de piedra por unos breves segundos, antes de cerrar los ojos, tomar el cuello de Abby y corresponder el beso.Abby gimió al sentir la lengua de Isaac abrirse paso por su boca y de dominar el beso, se vio sometida por la fuerza y la destreza del hombre, mientras Henry y Romina miraban en completo silencio la situación.—Creo que estamos de más —murmuró Romina, acercándose a Henry.El muchacho asintió y no se fijó en lo cerca que estaba su querida enemiga.—¿Por qué no me invitas una copa? —preguntó Romina.Henry se giró para verla y sus labios casi quedaron juntos, él tragó, la última vez que habían estado muy cerca uno del otro, había sido dos años atrás, mientras celebraban el cumpleaños número dieciocho de Romina.—¿Quieres que te invite? —preguntó Henry desconcertado.—No tengo nada mejor que hacer y ver a una pareja comerse delante de mí, no es mi fetiche —mencionó.Henry miró a Abby y se dio cuenta de que definitivamente no iba a recuperar a su prima esa noche, así
—¿No es Romina, la pequeña minina? —preguntó Alexander, señalando en dirección del auto de Isaac, mientras él rodeaba el carro para subirse al lado del piloto. —¡Cállate! —gritaron Henry y Abby al mismo tiempo.—¡Qué carácter! —gruñó Alexander, ganándose una mirada severa y amenazadora por parte de sus primos.—Será mejor que no te metas con ella, Henry aún está sensible —susurró Lucas, el menor de los cuatro, desconocía con exactitud lo ocurrido, pero era evidente la tensión que existía entre Romina y Henry.Alexander se encogió de hombros y se dirigió a su auto.—Los veré en el centro comercial —dijo, mientras Henry apretada los puños y Abby esperaba tener una buena respuesta por parte de Isaac esa noche. —¿Vienes conmigo o con Henry? —preguntó Abby a su hermano, Lucas tenía el auto en el taller y su padre se había negado a darle otro.—Valoro mi vida lo suficiente como para ir contigo, hermanita, te veo en el centro comercial —respondió Luca, subiendo al auto de Henry con
«Así que no volverás a librarte de mí»Isaac sintió que su corazón latió fuerte dentro de su pecho y le fue imposible no sonreír ante el rostro sonriente, decidido y feliz de Abby.—¿No estás molesta? —preguntó, aún no habían aclarado su abrupta partida y aunque Abby había mencionado que no era necesario, no podría avanzar si no trataba el tema con la importancia que tenía.—Al principio estuve molesta conmigo misma por no darte la mano ese día, pero tienes que reconocer que no estaba preparada para descubrir que no eras Xavier —comentó levantándose de su silla y caminando en su dirección, pero sin llegar a acercarse tanto.Abby se detuvo, se sentó sobre el escritorio y se cruzó de piernas.Isaac se mordió el labio ante las acciones de Abby, mientras se preguntaba: ¿En qué momento se había convertido en una joven atrevida? Y no es que le molestara la nueva actitud de Abby, todo lo contrario, aun así…—Lo siento —dijo al darse cuenta de que Abby esperaba una reacción por su parte.—Ten
«Abby»El cuerpo de la joven tembló, su corazón latió casi con violencia dentro de su pecho. Había pasado tanto tiempo desde aquella última vez que se habían visto, desde aquella extraña y fría despedida.—Isaac…El exagente le sonrió, no podía hacer otra cosa. Jamás imaginó que encontraría a Abby justamente en la puerta de la mansión Cameron.—¿Qué haces aquí? —preguntaron al unísono.El silencio se instaló entre ellos luego de aquella pregunta, Isaac no sabía si debía responder y Abby estaba tan asombrada que no encontraba su voz.Isaac se fijó en la mano sobre la mano de Abby, no la había retirado, y así fue como fueron sorprendidos cuando la puerta se abrió.—¡Señorita Hamilton! —pronunció la muchacha.Abby le sonrió, pero se lamentó la interrupción, seguramente ahora venía la despedida y no volverían a encontrarse.—Señor Harper —saludó la muchacha al darse cuenta de la presencia de Isaac —¿Cuánto tiempo sin verlo? —exclamó.Isaac le sonrió, mientras Abby lo miraba de manera inte