Que desagradable sorpresa
Hilary se puso de pie, miró a su hija antes de prestar atención a su yerno, la situación no era la mejor, pero su educación no le permitió hacerle un desaire al magnate.
—Muchas gracias, Blake —murmuró en tono bajo.
—No tienes nada que agradecer, Hilary, independientemente de todo —dijo—. Daniel y yo éramos socios y amigos —respondió mirando a Hope, esperando a tener su atención, sin embargo, su esposa no se movió de su sitio, ni siquiera se molestó en mirarlo una sola vez.
—Te agradezco el gesto que has tenido al venir esta noche, Blake, sin embargo… —Hilary no terminó de hablar, la voz de James se lo impidió.
—¿Te sientes bien, Hope? —preguntó—. ¿Necesitas algo, un café o un té? —cuestionó James sentándose a su lado.
—Ella odia el té —respondió Blake sin darse cuenta.
¿Qué diablos había sido eso? ¿Qué esperaba con meter las narices donde no necesitaba meterlas de nuevo?
Sin embargo, él no pudo dar respuesta a sus cuestionamientos, al escuchar la voz de Hope, luego de seis años.
—Estoy bien dentro de lo posible, James, pero te agradecería que me trajeras un té, ya sabes cómo lo prefiero —respondió colocando la mano derecha sobre la mano izquierda de su amigo.
La ira ardió dentro de Blake Cameron y no pudo evitar dirigirse a ella, cuando James se marchó por el té.
—Cuanto tiempo, Hope —dijo parándose delante de ella.
Hope elevó la mirada, enarcó una ceja antes de ponerse de pie.
—Señor Cameron, qué desagradable sorpresa —dijo a manera de saludo.
El cuerpo entero de Blake se tensó como la cuerda de un violín ante el saludo tan frío de Hope, miró con discreción a los lados, las cámaras estaban fijas sobre ellos.
—Podrías ser más cordial —refutó con arrogancia.
—¿Por qué debería serlo? Nada me obliga a fingir simpatía por un hombre que no lo merece.
Hilary abrió los ojos ante la respuesta de su hija, sin embargo, no interfirió, si alguien sabía todo lo que Hope había sufrido por culpa de Blake Cameron, era ella.
—Hope…—había un deje de amenaza en su voz.
—Muchas gracias por presentar sus condolencias a mi madre en un momento tan difícil como este, señor Cameron, pero su presencia no es ni grata ni necesaria.
Hope giró sobre sus pies y caminó en dirección de James, necesitaba apartarse de la gente y de Blake, porque en ese momento no estaba segura de no querer asesinarlo. Él no tenía por qué estar allí, ¡era un falso y arrogante! ¡Un actor de primera!
—Hope —James dejó la taza de té sobre la mesa para recibir a su amiga, un abrazo que enfureció al magnate de la industria del cine.
Blake Cameron estaba tentado a cometer un asesinato aquella noche, mientras los fotógrafos captaban aquella escena de Hope y el hombre a su lado.
—No des un solo paso más —murmuró Larry llegando a su lado y cogiendo con discreción su brazo.
Blake gruñó.
—Es una descarada —refutó.
Larry puso los ojos en blanco.
—El comal hablando de la olla, ¿se te olvida que entraste del brazo de Hanna Marín?
Blake retrocedió.
—Pensé que ya no estabas interesado en Hope Morgan, pero tu reacción de hoy me dice todo lo contrario.
—Sigue siendo mi esposa, lo que haga hoy afectará mi imagen.
—Todo lo que has hecho en estos últimos seis años ha afectado su imagen y no la veo tratando de matar a ninguna de tus conquistas, es más, creo que le eres indiferente.
Larry golpeó el orgullo y la llaga en el corazón de Blake, el hombre giró sobre sus pies para caminar al lado contrario de Hope, tomó el brazo de Hanna con más fuerza de la necesaria y abandonó el salón sin despedirse de nadie.
Hope ni siquiera se molestó en mirarlo, se enteró de la partida de Blake gracias al cuchicheo de la gente.
—¿Quieres irte al hotel? —preguntó James volviendo con ella para acompañar a Hilary.
—No, esto es lo último que haré por él, pero gracias.
James asintió y no insistió, se quedó a su lado como lo hacen los verdaderos amigos.
A la mañana siguiente, cerca de las diez de la mañana, el cuerpo de Daniel Morgan fue trasladado al cementerio donde serían depositados sus restos mortales.
Hope hubiese preferido que fuera algo privado, pero su padre era conocido en el medio y fue casi imposible frenar el gentío que se acercó para despedirlo.
El momento más duro para Hope fue escuchar el llanto y el grito desgarrador de su madre cuando la tierra cubrió el féretro.
—Tu padre no fue malo, hija, solo tomó muchas decisiones erróneas en su vida y le pesó mucho no haberte ayudado —sollozó Hilary.
Hope asintió, no quiso contradecir a su madre en un momento tan difícil como aquel, dejó que Hilary hablara de su padre como un dechado de virtudes y expresara su amor.
Mientras en la distancia bajo la sombra de un árbol, Blake Cameron observaba la escena, sus lentes oscuros cubrían sus ojos, el sol en ese momento era su peor enemigo luego de la borrachera de anoche.
—No sé si eres idiota o masoquista —dijo Larry llegando a su lado.
—Deja a Blake tranquilo, Larry —intervino Mason Carter, otro de los amigos del magnate.
—Eso quisiera, pero míralo aquí, con los ojos detrás de esos lentes oscuros y te aseguro que no ha apartado la mirada de su esposa, ¡Joder que manera de complicarse la vida! —espetó Larry.
Mason negó.
—No lo entiendes…
—¿Qué hay que entender? —preguntó con tono irritado.
—Una traición no se perdona fácilmente, Blake lo vivió con Amber…
—Hope está a años luz de Amber —protestó Larry.
—Por supuesto, Hope hizo lo que Amber no, se embarazó de otro hombre —soltó Mason.
—¿Cómo lo sabes? ¿Fuiste tú el colchón? —preguntó Larry con molestia.
Larry y Mason discutieron la vida de Blake como si él no estuviera presente, el magnate trató de ignorarlos hasta que Larry volvió a hablar:
—¡Si yo fuera Blake, habría buscado al médico que practicó la vasectomía y me habría asegurado de que no existiera la mínima posibilidad de que se revirtiera el puto procedimiento!
Blake apretó la mandíbula, por supuesto que lo había pensado, quizá no en un principio. En ese momento no tuvo tiempo de meditar y se sumergió en el dolor, pero años más tarde la idea llegó a su mente en más de una ocasión, pero quizá en el fondo no fuera más que un cobarde que temía descubrir que se había equivocado con Hope.
—Será mejor marcharnos, de cualquier manera, pronto volverás a verla —comentó Larry halando el brazo de su primo para llevarlo de regreso al auto.
Mientras tanto, Hope, Hilary y James volvieron a la casa familiar Morgan.
—Tienes que descansar, mamá —dijo Hope una vez estuvieron en la seguridad de su hogar.
—No sé si pueda hacerlo, hija.
—Tienes que intentarlo, mi padre se ha ido, pero me tienes a mí y a Matthew —susurró.
—¡Por Dios, mi pequeño! ¿Dónde lo has dejado? —preguntó al reparar que el niño no había estado junto a Hope.
—Chelsea cuida de él en un hotel.
—Tráelo a casa, Hope, ve por él y tráelo a casa —pidió.
—Enviaré por él, mamá, pero si tú descansas. No quiero que te vea así —dijo tratando de chantajearla para que descansara.
Hilary obedeció a su hija y se retiró a su recámara.
—¿Qué piensas hacer? —preguntó James.
—No lo sé, tenemos una vida hecha en Nueva York, nuestro negocio está allá —dijo acomodándose en el sillón, sus pies dolían por el tiempo que llevaba de pie.
—Quizá tu madre quiera venir con nosotros.
—Dudo que mamá quiera dejar la ciudad, esta casa o la empresa.
—Una empresa de la cual tendrás que hacerte cargo.
—No lo sé, dudo mucho que mi padre pensara en mí, quizá ha designado a un CEO en caso de muerte —dijo
Hope trató de no pensar en su padre eligiendo a otra persona por encima de ella, no de nuevo.
—Será mejor que te des un tiempo, ahora si lo prefieres puedo llamar a Chelsea para que traiga a Matthew, tú estás agotada, casi no has dormido desde que dejamos Nueva York.
—Te lo agradecería mucho, James, no quiero que mi hijo me vea así.
—Ve a descansar y me haré cargo.
Hope obedeció, subió a su habitación y cayó rendida sobre la cama.
Por la noche, Hope recibió a Matthew y Chelsea en compañía de Hilary.
La mujer no pudo evitar derramar las lágrimas al ver a su pequeño nieto en la sala, Matthew era muy parecido a Daniel, sino fuera por su sonrisa y el color de sus ojos, ella habría jurado que eran como dos gotas de agua.
—Bienvenido a casa, mi niño —dijo besando los cabellos color miel de Matthew.
—Hola, abuela, ¿Cómo estás? —preguntó en un tono muy educado, pero distante.
Matthew solo la conocía por videollamadas, nunca habían estado cerca uno del otro como ahora, lo que generaba un grado de precaución en el pequeño, pero Hope sabía que era cuestión de tiempo, su hijo era un amor y una vez que cogía confianza hablaría hasta por los codos.
—Bien, cariño, ahora estoy bien —susurró ella.
Luego de una cena ligera, Hope le enseñó a Chelsea y James sus recámaras, mientras Matthew dormía con ella.
La siguiente semana, Hope pasó encerrada en la biblioteca de su padre en compañía de James y Chelsea para coordinar y terminar algunas cosas pendientes en su agencia de viajes. Esa mañana se dieron prisa, el abogado de su padre los había citado para una reunión a las diez de la mañana.
—Señora Hope, el abogado Smith, está aquí —anunció una de las empleadas, Hope no logró recordar su nombre.
—Está bien, dile que pase —indicó, pero al ver a la mujer parada delante de ella, preguntó:
—¿Qué pasa?
—No viene solo —dijo.
—¿Quién viene con él? —preguntó ante el rostro casi enamorado de la muchacha.
—Blake Cameron, es casi un dios —murmuró la chica.
—Es un imbécil —gruñó Hope.
—Buenos días también para ti, Hope —habló Blake entrando al despacho como si fuese el puto dueño de la casa.
Intento de negociación—¡Alto ahí, Blake Cameron! —gritó Hope antes de que el hombre atravesara la puerta del despacho de su padre.—¿Qué sucede? —preguntó con tono inocente, lo que provocó que la ira se agitara en el corazón de Hope.«Quien se enoja pierde»Las palabras de James resonaron en la cabeza de Hope, así que respiró profundo y trató de ser cordial, porque difícilmente podría serlo con ese hombre.—¿Qué demonios haces en mi casa? —preguntó.—El abogado me ha citado, pregúntale el motivo —respondió antes de continuar su camino.Hope miró al abogado, sin embargo, el hombre huyó más rápido que despacio a la seguridad del despacho.—Dile a mi madre que baje a la biblioteca —pidió Hope.—Ahora mismo, señorita —la mujer se dirigió a las escaleras, mientras Hope se encaminó a la biblioteca.Tener a Blake Cameron en su casa, bajo el mismo techo de su hijo, no era lo que ella habría deseado y no porque tuviese miedo, sino porque Blake no era digno siquiera de mirarlo y si de ella dep
Es mi enemigoHope miró al abogado, el pobre hombre salió corriendo ante la seria y fría mirada de la mujer.—Puedes pensarlo, hija, quizá vender sea mejor para ti —dijo Hilary—. Has hecho una vida en Nueva York, no quiero que te sientas presionada a quedarte por mí causa, tienes que pensar también en Matthew, el cambio de ciudad puede ser difícil para él —añadió.—No voy a venderle a Blake, mamá, y tampoco volveré a salir corriendo.—Hope…—Lo hice hace seis años, pero no lo hice porque tuviese algo que esconder o porque le tuviese miedo a Blake Cameron, lo hice por ti y por mi padre; no deseaba que ustedes se vieran afectados por lo que había ocurrido entre nosotros y veo que fue así.Hilary bajó el rostro.—Tuvimos algunos problemas financieros hace unos dos años, Daniel buscó ayuda en Blake y le ofreció el 50 % de la compañía, él aceptó sin dudar.—Por supuesto que Blake no iba a negarse, es un tiburón para los negocios y papá le entregó en bandeja de plata la mitad de la empresa.
¡Qué hombre tan molesto! «Soy James, el novio de Hope…» Blake no pudo apartar aquellas palabras dichas por James, se repetían en su cabeza como si fuese un mantra… —¿Se podía ser tan sinvergüenza? —preguntó dejando la copa de whisky sobre el escritorio con brusquedad. Más de la necesaria. —¿Quieres que te responda con sinceridad? —preguntó Larry mirándolo con seriedad. —Por supuesto. —No se puede ser más sinvergüenza que tú, Blake. ¿Cómo demonios se te ha ocurrido presentarte como el esposo de Hope? —le recriminó. —Porque lo soy. —No fue eso lo que dijiste el día del funeral o las veces que te dije que eras un hombre casado para comportarte como un playboy. —¿Eres mi primo o su defensor? —cuestionó Blake con tono malhumorado, el hombre se arrepintió de contarle lo que había hecho en las instalaciones de H&B. —Soy tu primo y no defiendo a nadie, Blake, pero no soy idiota y mucho menos ciego. ¿Por qué te cuesta admitir que sigues enamorado de esa mujer? Blake gruñó ante el cu
¡Papá! Blake frenó bruscamente, él podía jurar que los neumáticos de su auto habían echado humo ante la manera abrupta con la que pisó el freno y poco le importó. El miedo de haber atropellado al niño le invadió. —¡¡¡Matthew!!! ¡Matthew!… —los gritos de la mujer le hicieron reaccionar—. ¡Una ambulancia! ¡Por favor, que alguien llame una ambulancia! —continuó gritando la mujer. Blake marcó el número de emergencia para solicitar una ambulancia, bajó del auto para ver al pequeño, rogando porque solo se tratara de un susto, pero el susto se lo llevó él al reconocer al niño. ¡Era el hijo de Hope! ¡Mierd4! ¡Mierd4! ¡Mierd4! El corazón del magnate latió dentro de su pecho como si fuese una locomotora, el niño lloraba mientras se aferraba al cuerpo de la mujer que continuaba gritando. Blake se dio cuenta de que la chica estaba en shock. —¡Deja que me haga cargo de él! —dijo acercándose, quería asegurarse de que el niño no estuviera herido. La mujer se hizo a un lado, mientras Blake se
Una decisión Hope le dedicó una última mirada a Blake antes de pasar por su lado y acercarse a su hijo; ya había perdido tiempo con quien no lo merecía, pero necesitaba dejarle las cosas claras a Blake. Ella y su hijo no era una maldit4 segunda opción de nadie.—Mami —llamó Matthew.El rostro de Hope se transformó y le dedicó una sonrisa temblorosa a su hijo.—¿Cómo estás? —preguntó agachándose a la altura del pequeño.—Bien, solo han sido unos raspones y una contusión en el tobillo…—Hablaré con el médico que lo atendió —se ofreció James.—Te lo agradeceré mucho, cariño.—No tienes nada que agradecer, muñeca, es siempre un placer…¿Cariño? ¿Muñeca?…Blake sintió que la hiel subía por su garganta, ese hombre no tenía vergüenza, ¿Cómo podía llamarla de esa manera estando él presente?El magnate apretó los puños, él no tenía derechos sobre Hope y era evidente que ella ya no sentía nada por él, pero… ¿Y si se había equivocado? ¿Qué sucedería si se daba cuenta de que estaba equivocado?«
¿Cosas del destino? Larry miró a Blake en completo silencio. —¿No vas a decir nada? —preguntó Blake ante el silencio de su primo. —¿Qué quieres que diga? —cuestionó con el ceño fruncido. —No sé, quizá alegrarte porque tomé la decisión de ir al urólogo. Larry negó. —La verdad es que no tengo ningún puto motivo para alegrarme por ti, Blake, porque presiento que tu visita al urólogo será el inicio de tu infierno personal —respondió con toda la calma de la que fue capaz. —¿Mi infierno personal? —preguntó casi con burla—. El infierno es en el que he vivido desde hace seis años… —Y eso no será nada, si descubres que el hijo de Hope es hijo tuyo… Blake miró con enojo a su primo. —No entiendo, te has pasado repitiendo todos estos años que debería haber consultado al especialista de nuevo, buscar una explicación… —Lo hice y tú te demoraste ¡Seis años! ¡Seis jodidos años, Blake! No esperes que me sienta orgulloso de la decisión que estás tomando. —No te comprendo… —Has tu cita con
Complicaciones «Tu madre ha sido arrestada…»«Tu madre ha sido arrestada…»Blake alejó el móvil de su oído y miró la pantalla del aparato, frunció el ceño.¿Arrestada?—¿De qué mierd4 estás hablando? —gruñó al volver el móvil a su oído.—Tu madre se ha metido en problemas, tienes que venir —dijo con urgencia la voz al otro lado de la línea.—¿Problemas?—Sí.Blake se mesó el cabello con frustración, arrastró la mano sobre su rostro; él no necesitaba este tipo de complicaciones ¡No ahora!—¿Blake? ¿Estás ahí, Blake?—Sigo aquí, Morgana —respondió casi de mala gana.—¿Vendrás?—¿Qué fue lo que hizo esta vez? —preguntó en vez de responder.El silencio al otro lado de la línea le indicó que su madre se había metido en algo serio, muy serio. Morgana no era una mujer que se fuera por las ramas y le soltaba las cosas tal como al principio de esa llamada.—Morgana…—Tu madre quiso hacer una buena obra y ayudó a una anciana con su bolso… —se detuvo.Blake estaba perdiendo la paciencia.—A na
Espía —Diego, gracias por venir —dijo Blake estrechando la mano del abogado.—No tienes nada que agradecer, Blake, para esos son los amigos, ya Kelly se está haciendo cargo del caso de tu madre desde tempranas horas.—Espero que el caso no sea grave, tengo que volver a Los Ángeles cuanto antes —pronunció Blake mientras acompañaba a Diego al auto.—Trataremos de hacer todo lo que esté en nuestras manos, Kelly es una excelente abogada penalista, te aseguro que resolverá la situación de tu madre con prontitud.Blake asintió.Una hora más tarde se reunió con la abogada.—Buenos días —saludó la mujer con seriedad.Blake tuvo la impresión de que era una mujer peligrosa, de esas que no dejar ir una presa fácilmente.—Buenos días —respondió Blake.Ella lo miró como si quisiera asesinarlo, ¿Cómo era posible si no se conocía?—Explícale a Blake —pidió Diego.La abogada asintió.—La cantidad de droga que le fue incautada a su madre, no es cualquier cosa y no se puede justificar como consumo per
¡Tres semanas!Tres semanas era el plazo que Abby le había dado a Isaac para casarse con ella. Isaac se había sorprendido, pues esperaba que su prometida planificara la boda de sus sueños, sin embargo, Abby había decidido todo lo contrario.«El tiempo es oro y la vida es muy corta para perder más el tiempo, Isaac. Yo estoy segura de mis sentimientos por ti y si en tu corazón no existe duda alguna de que me amas, no entiendo por qué debemos esperar. ¿Qué vamos a esperar?»Aquellas palabras habían sido decisivas para Isaac. Él no iba a negarse a convertir a Abby en su esposa y compartir con ella por el resto de su vida.Las tres semanas pasaron en un abrir y cerrar de ojos. Bárbara Hamilton había convocado a toda la familia para solicitarles su participación y planificación de la boda.Si la familia se vio sorprendida por el repentino anuncio, se abstuvieron de hacer comentario alguno y participaron muy activamente hasta en el más mínimo detalle de la fiesta.Hope y Daphne fueron las en
Abby miró su reloj por enésima vez, el pequeño aparato marcaba las ocho de la noche y quince minutos e Isaac no daba señales de vida.—¿Dónde te has metido? —musitó en voz baja, mientras caminaba a su balcón, ya ni recordaba las veces que lo había hecho en los últimos cinco minutos.Abby estaba tentada a llamarle y preguntarle, pero… ¿Qué iba a preguntar? ¿Si se había arrepentido? ¿Qué de repente se había dado cuenta de que no eran el uno para el otro? Ella negó con brusquedad, como si de esa manera los malos pensamientos se alejaran de su cabeza.Eran pensamientos que no debía tener, que no debía siquiera pensar.—Isaac —lo llamó.Abby se acercó a la ventana de nuevo, caminó un par de veces, miró su reloj y apenas habían pasado tres minutos.Estaba a punto de caer en la desesperación, incluso estaba tentada de llamar a la policía, pero cuando sus ojos se fijaron en el auto que estacionó frente a la entrada de su casa, ella se olvidó de todo, salió de su habitación y corrió escaleras
Un sentimiento de enojo se apoderó del cuerpo de Isaac y un deseo de ir y golpear al hombre barrió por cada fibra de su ser, sin embargo, no se movió de su sitio. Se obligó a estar de pie, justo allí donde estaba.—Isaac —murmuró Connor, el hombre no tuvo ningún problema en reconocérselo y sin saber por todo lo que el ex agente había pasado se acercó para darle la mano.Isaac de nuevo estuvo tentado a no corresponder el saludo, pero terminó extendiendo su mano, recordando que el motivo de su secuestro también tuvo que ver con su trabajo. Ser un agente no era fácil y llevaba muchos riesgos y en el fondo agradeció no haber sabido qué Connor vivía, pues con seguridad habría revelado la verdad ante tantas torturas a las que había sido sometido.—Connor —dijo, sorprendiendo al hombre, pues en todos esos meses, seguía utilizando el nuevo nombre que le fue otorgado.Daphne carraspeó para llamar la atención de los hombres, pues la presencia de Isaac en casa de sus padres y luego de tanto tiem
Abby dejó escapar un ligero gemido, su cuerpo estaba dolorido, pero de esa manera deliciosa, con esas señales inequívocas de haber hecho el amor toda la noche.—Buenos días mi Ángel —saludó Isaac dejando un sendero de besos húmedos por sus hombros y mordiendo el lóbulo de su oreja.—¿Cómo llegamos aquí? —preguntó, la chica al darse cuenta de que estaba sobre una cómoda y suave cama.—Exactamente, no lo sé —Isaac se rio—. ¿Importa? —preguntó sin dejar de reír.El sonido de aquella risa inundó el corazón de Abby, que bien se sentía, era como estar en el lugar correcto, con la persona correcta.—Lo único que me importa es saber que estás aquí, conmigo —respondió, girándose para quedar frente a frente con Isaac.—Abby —susurró, perdiéndose en su mirada, Isaac estaba tentado a tomar los labios de la muchacha y volver a perderse entre las mieles del amor, sin embargo, era consciente de que no todo era pasión. Ellos se habían entregado por completo y él deseaba hacer las cosas bien y bonitas
«Deseo hacerte el amor»El cuerpo de Abby tembló ante tal declaración, su corazón se aceleró y su intimidad se humedeció casi de inmediato.—Isaac —susurró, mirándolo a los ojos con intensidad.—Abby…El ex agente estaba a punto de retractarse, quizá no había sido el mejor momento, tampoco era el mejor lugar, por lo que, haciendo acopio de su fuerza de voluntad, intentó apartarse del cuerpo de la joven.Abby adivinó sus intenciones y antes de que se pudiera alejar lo haló de la camisa y tomó su boca en un beso desenfrenado, presionándose contra él de tal manera que no pudiera escapar.Isaac tampoco deseaba huir, él no era un don Juan, no tenía ningún interés en nadie más que no fuera Abby, tampoco la quería para una noche de aventura. Él deseaba que su Ángel formara parte de su vida y felicidad por el resto de sus días.Quizá estaba comportándose de manera egoísta a ojos del mundo, sin embargo, era todo lo que él deseaba. No pedía nada más a la vida, no quería nada más.El bes
Isaac se quedó de piedra por unos breves segundos, antes de cerrar los ojos, tomar el cuello de Abby y corresponder el beso.Abby gimió al sentir la lengua de Isaac abrirse paso por su boca y de dominar el beso, se vio sometida por la fuerza y la destreza del hombre, mientras Henry y Romina miraban en completo silencio la situación.—Creo que estamos de más —murmuró Romina, acercándose a Henry.El muchacho asintió y no se fijó en lo cerca que estaba su querida enemiga.—¿Por qué no me invitas una copa? —preguntó Romina.Henry se giró para verla y sus labios casi quedaron juntos, él tragó, la última vez que habían estado muy cerca uno del otro, había sido dos años atrás, mientras celebraban el cumpleaños número dieciocho de Romina.—¿Quieres que te invite? —preguntó Henry desconcertado.—No tengo nada mejor que hacer y ver a una pareja comerse delante de mí, no es mi fetiche —mencionó.Henry miró a Abby y se dio cuenta de que definitivamente no iba a recuperar a su prima esa noche, así
—¿No es Romina, la pequeña minina? —preguntó Alexander, señalando en dirección del auto de Isaac, mientras él rodeaba el carro para subirse al lado del piloto. —¡Cállate! —gritaron Henry y Abby al mismo tiempo.—¡Qué carácter! —gruñó Alexander, ganándose una mirada severa y amenazadora por parte de sus primos.—Será mejor que no te metas con ella, Henry aún está sensible —susurró Lucas, el menor de los cuatro, desconocía con exactitud lo ocurrido, pero era evidente la tensión que existía entre Romina y Henry.Alexander se encogió de hombros y se dirigió a su auto.—Los veré en el centro comercial —dijo, mientras Henry apretada los puños y Abby esperaba tener una buena respuesta por parte de Isaac esa noche. —¿Vienes conmigo o con Henry? —preguntó Abby a su hermano, Lucas tenía el auto en el taller y su padre se había negado a darle otro.—Valoro mi vida lo suficiente como para ir contigo, hermanita, te veo en el centro comercial —respondió Luca, subiendo al auto de Henry con
«Así que no volverás a librarte de mí»Isaac sintió que su corazón latió fuerte dentro de su pecho y le fue imposible no sonreír ante el rostro sonriente, decidido y feliz de Abby.—¿No estás molesta? —preguntó, aún no habían aclarado su abrupta partida y aunque Abby había mencionado que no era necesario, no podría avanzar si no trataba el tema con la importancia que tenía.—Al principio estuve molesta conmigo misma por no darte la mano ese día, pero tienes que reconocer que no estaba preparada para descubrir que no eras Xavier —comentó levantándose de su silla y caminando en su dirección, pero sin llegar a acercarse tanto.Abby se detuvo, se sentó sobre el escritorio y se cruzó de piernas.Isaac se mordió el labio ante las acciones de Abby, mientras se preguntaba: ¿En qué momento se había convertido en una joven atrevida? Y no es que le molestara la nueva actitud de Abby, todo lo contrario, aun así…—Lo siento —dijo al darse cuenta de que Abby esperaba una reacción por su parte.—Ten
«Abby»El cuerpo de la joven tembló, su corazón latió casi con violencia dentro de su pecho. Había pasado tanto tiempo desde aquella última vez que se habían visto, desde aquella extraña y fría despedida.—Isaac…El exagente le sonrió, no podía hacer otra cosa. Jamás imaginó que encontraría a Abby justamente en la puerta de la mansión Cameron.—¿Qué haces aquí? —preguntaron al unísono.El silencio se instaló entre ellos luego de aquella pregunta, Isaac no sabía si debía responder y Abby estaba tan asombrada que no encontraba su voz.Isaac se fijó en la mano sobre la mano de Abby, no la había retirado, y así fue como fueron sorprendidos cuando la puerta se abrió.—¡Señorita Hamilton! —pronunció la muchacha.Abby le sonrió, pero se lamentó la interrupción, seguramente ahora venía la despedida y no volverían a encontrarse.—Señor Harper —saludó la muchacha al darse cuenta de la presencia de Isaac —¿Cuánto tiempo sin verlo? —exclamó.Isaac le sonrió, mientras Abby lo miraba de manera inte