Después de divagar por un rato, Christian pronto volvió en sí.Se acercó a Carmen, tiró de su brazo y dijo en voz baja: —Carmen... Carmen, olvídalo, de todas formas, ya me he acostumbrado...Carmen sintió un dolor en el corazón, podía sentir la tristeza y la impotencia que se escondían detrás de esas palabras de Christian, así como un poco humildad.—Señorita López, todo esto es culpa de Flora, volveré a educarla adecuadamente. Por favor, perdónele y denle una oportunidad para rectificar sus comportamientos—dijo David sinceramente.En su corazón, ya había empezado a decidir qu,e desde ahora en adelante, no podía seguir mimando los hábitos malos de Flora, de lo contrario, aunque pudiera escapar de este problema por ahora, tarde o temprano, Flora sería su perdición.—Levántate. Por el bien de mi amigo que intercede por ti, te daré una oportunidad. ¡Espero que sepas cuidarte en el futuro! —dijo Carmen con frialdad.Hay que perdonar a los que piden perdón. Ella nunca había disfrutado de u
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