Home / Romántica / BABY / CAPÍTULO 3. Una noticia impactante
CAPÍTULO 3. Una noticia impactante
Author: Day Torres
last update Last Updated: 2024-10-29 19:42:56

Connor parecía haber perdido todo rastro de tranquilidad desde que había salido de aquel reservado. No se inmutó ni siquiera cuando Gerry Kent, el dueño del local, les hizo traer un par de chicas de regalo.

Sus cinco sentidos estaban puestos en encontrar a su rubia peligrosa. Pero su sexto sentido, ese que lo metía y lo sacaba de los problemas, le decía que algo más estaba sucediendo.

Se despidió de Jake y se dirigió a su auto, saliendo como siempre por el sótano del edificio hacia el estacionamiento. Pero a medio camino un grito entre los autos lo hizo detenerse.

Sabía lo que se jugaba como abogado si se veía enredado en un escándalo en un club nocturno, así que siguió su primer instinto: llamar a Jake y gritar mientras lo hacía como si llamara a la policía.

Estaba seguro de que eso era suficiente para espantar al agresor. Vio una cabeza que se levantaba sobre los autos y un hombre que echaba a correr. Intentó seguirlo, pero un gemido lleno de llanto lo hizo girar la mirada, consternado, para encontrarse con el cuerpo de su muchacha tirado detrás de un coche.

Se acercó a ella corriendo y le dio la vuelta para revisarla.

—¡Por Dios! —bramó pensando en cuánto la habían lastimado en los pocos minutos que la había tenido fuera de su vista.

Ya tenía la línea de la mandíbula de un color morado oscuro, y un corte sobre la ceja izquierda. Un hilo de sangre le corría desde las comisuras de los labios, y perdió el conocimiento en contados segundos. Con razón estaba escapando de… quien fuera.

Connor no midió sus impulsos, la levantó en brazos y la llevó hasta el auto, donde el estúpido de su chofer escuchaba música a todo volumen en unos audífonos.

—¡Al hospital más cercano! ¡Apúrate! —le gritó enojado.

Tardaron poco en llegar, y en todo el camino Connor no paró de hacer llamadas hasta localizar a un médico amigo suyo que la recibió en Urgencias. El doctor le hizo una revisión rápida y mandó a hacer los exámenes pertinentes, pero su cara de preocupación le encogió el corazón a Connor.

—Alan, ¡dime que va a estar bien! —le pidió.

—Eso espero, pero… realmente hay que esperar los resultados de los exámenes. No me gustan nada esas marcas sobre las costillas, es probable que tenga alguna fracturada.

Connor asintió, mesándose los cabellos. No tenía idea de por qué estaba tan afectado por lo que le hubiera pasado a la chica, pero no podía evitarlo.

—Dame media hora y estaré de regreso con respuestas —le pidió el médico y lo vio asentir con impotencia.

—Está bien…

Un león en una jaula hubiera estado más tranquilo que Connor en aquella sala de espera. Y esa media hora se convirtió en el tiempo más horriblemente lento de su vida. Finalmente Alan salió con el expediente médico.

—Dime que al menos sabes cómo se llama —suspiró con cansancio—. ¿La conoces?

—No, escuché gritos y la encontré tirada en un estacionamiento, así que la traje de inmediato. ¿Por qué? —se preocupó Connor.

—¿El estacionamiento de dónde, exactamente?

Alan lo vio dudar un minuto pero la confidencialidad en aquella relación iba en ambos sentidos.

—En el estacionamiento del Spectrum.

—¡Podías haber invitado! —se quejó Alan antes de seguir—. La cuestión es que no tiene ninguna identificación, y ella se niega a hablar, así que no sabemos si es menor de edad o no.

—Los dos conocemos perfectamente a Gerry Kent —dijo Connor, encogiéndose de hombros—. El tipo respeta demasiado su negocio como para contratar a chicas menores de edad que puedan jodérselo. Además es mi cliente, ese pequeño detalle hubiera saltado a la vista.

—Entonces tiene más de dieciocho —murmuró el doctor, anotándolo todo porque confiaba ciegamente en el abogado.

—¿Ella está bien? —preguntó Connor con impaciencia.

—No, no está bien, fue una suerte que la encontraras. Alguien la golpeó y trató de violarla —dijo el médico con un gesto de asco—. Al parecer los interrumpiste y el tipo la dejó tirada ahí.

—Pero… ¿la lastimaron? Digo… ¿la violaron? —preguntó Connor sintiendo cómo la rabia lo gobernaba.

—Por fortuna no, la ginecóloga le hizo el examen de agresión y sigue siendo tan virgen como cuando nació —respondió el médico y Connor se quedó pensativo.

—¿Virgen? —Aquello impactó más a Connor que el golpe de un boxeador. ¿Cómo podía su chica mega sexy, traviesa y atrevida ser virgen?—. ¡Gerry jamás ha contratado mujeres vírgenes para el Spectrum!

Y de repente le llegaron a la mente las palabras de la muchacha: «Te estás confundiendo… Yo no soy una chica del Spectrum».

—De cualquier manera debo informar a la policía —le avisó Alan sacándolo de sus pensamientos—. Fue una agresión grave. La chica tiene una costilla fracturada, no puede valerse por sí misma y…

—¿Qué? —se asustó Connor.

—Escucha, eres un excelente abogado y has visto lo mejor y lo peor. Sabes que hay heridas que no se ven, y por eso no asustan, pero terminan siendo mucho peores. Esta chica… creo que está en una situación delicada. Así que decidí llamar a la policía. Si esto puede afectarte en algo, es mejor que te vayas ahora.

Connor comprendía su posición como médico y como ser humano, pero como abogado tenía una opinión muy diferente.

—La policía, ahora, solo empeoraría las cosas —le dijo—. No puedes forzar a levantar cargos por agresión a una persona que ni siquiera está dispuesta a decirte su nombre.

—¿Entonces qué se supone que haga?

Alan no estaba acostumbrado a quedarse de brazos cruzados ante la injusticia.

—Dame un minuto con ella. Déjame averiguar qué es lo que quiere —le pidió y el médico accedió, indicándole el número de su habitación.

El despacho de Connor representaba al Spectrum, tenía que saber cuánto de lo que había pasado con la muchacha podía afectarlo. O al menos esa le parecía una buena justificación para acercarse a ella.

Pero en cuando abrió la puerta de la habitación su cerebro se bloqueó. La chica estaba de pie, sacándose penosamente la bata de hospital, y se quedó paralizada frente a él.

Tenía la piel blanquísima, como de porcelana. Los pechos pequeños y turgentes. Las caderas delicadas y el trasero redondeado y perfecto. Exactamente todo lo que había tocado y adorado, estaba ahora ante su vista, manchado con un largo cardenal violáceo sobre las costillas.

—¡Maldición! —gruñó Connor girando la cabeza para no mirarla mientras ella terminaba de vestirse—. ¿Qué crees que estás haciendo?

—Me voy de aquí… —murmuró Virginia con debilidad.

—¿Estás loca? ¡No puedes irte! ¡Apenas puedes mantenerte de pie!

Y como si aquello fuera una sentencia las rodillas de la muchacha fallaron. Connor se lanzó a sostenerla y la pegó a su cuerpo mientras la sentaba en la cama.

—Por favor, déjame… —murmuró ella rechazándolo con debilidad.

—Niña, la policía viene en camino. Yo soy abogado, te puedo ayudar a hacer la denuncia…

La escuchó reír con cansancio y cuando aquellos ojos de un azul clarísimo se levantaron hacia él, Connor sintió que se le aflojaba hasta el cinturón.

—No…

—Al menos dime cómo te llamas.

—No…

—¡Tienes que dejarte ayudar! —exclamó Connor sin poder controlar la impotencia que le causaba verla herida.

—Por favor… —susurró Virginia mientras las lágrimas comenzaban a rodarle por las mejillas. Por fin era dolorosamente consciente de todo lo que había sucedido, de lo que había estado a punto de pasarle, del horror al que había sobrevivido—. Déjame… Te lo suplico, deja que me vaya…

Connor se quedó mirando aquellos pequeños labios temblorosos y sintió que se estremecía.

—Lo siento… no puedo.

Related Chapters

  • BABY   CAPÍTULO 4. Una locura calculada.

    Virginia intentó ponerse de pie y se le escapó un gesto de dolor, pero Connor se dio cuenta de que su fuerza de voluntad era más fuerte que todo.—Vamos —dijo pasando un brazo decidido a su alrededor y llevándola a la salida.—¿A… a dónde…? —balbuceó Virginia, nerviosa.—A algún lugar donde seas capaz de hablar. A mi casa.Virginia se soltó de su agarre y se apoyó en la puerta negando con vehemencia.—¡Claro que no…! No te conozco… tú…—Me llamo Connor Sheffield, soy uno de los abogados más respetados de esta ciudad y no voy a lastimarte. Si me dices tu nombre y me das tu dirección, yo mismo te dejaré en la puerta de tu casa y le explicaré a tus padres lo que te sucedió.Virginia miró al suelo mientras

  • BABY   CAPÍTULO 5. Una proposición indecorosa.

    Virginia arrugó el ceño cuando escuchó aquellas palabras.—¿Quedarme? ¿Aquí, en tu casa…? ¿Cómo…? —lo que realmente quería preguntar era «por qué», pero no sabía cómo expresar su sorpresa.—Como mi acompañante. Quiero que te quedes como mi acompañante.Connor la vio apretar los labios y pasar saliva.—Creo que se confundió, señor abogado. No soy una put@, no pertenezco al Spectrum y no estoy a la venta… —siseó ella, molesta— …al menos no todavía.Connor sonrió porque todavía tenía fuerzas para ser combativa a pesar de todo, y porque le gustaba aquello de que no tuviera filtro.—Sé que no perteneces al club y sé que eres virgen, Baby —dijo y la vio asombrarse y son

  • BABY   CAPÍTULO 6. Una mirada, un gemido y lencería mini.

    Virginia se miró de arriba abajo. Un pijama que le quedaba absurdamente grande no era la mejor ropa para recibir visitas, pero la verdad era que no tenía otra. Había dormido con un sueño pesado e intranquilo, y le había costado comer algo al levantarse. Y ahora recibir a alguien no era lo ideal…—No te preocupes, Baby —la tranquilizó Connor—. Mi diseñadora es una bella persona, y se entusiasmó mucho cuando le hablé de ti.Virginia asintió y se arregló tanto como pudo para esperar a la señora Bennet. Se sorprendió al saber que no tenía nada de «señora» en su carácter. Era divertida y jovial y la abrazó con suavidad, sin hacer un solo gesto que denotara que sabía lo que le había pasado.—Mi niña, ¡eres una belleza! —la saludó Valeria.

  • BABY   CAPÍTULO 7. Un par de habitaciones separadas.

    Virginia suspiró con alivio en el mismo segundo en que se sentó en aquel vuelo privado. Connor tenía la cabeza perdida entre decenas de documentos, exactamente como había estado la última semana, pero ella ni lo interrumpía ni preguntaba.Su contrato era claro: Básicamente él quería que ella estuviera presente cuando la necesitara, y que no lo agobiara demasiado. Y ella pretendía cumplirlo al pie de la letra.Algunas horas después, cuando entraban al departamento del edificio 180 East en Manhattan, Virginia comprendió que su vida daría un vuelco radical.—¿Estás bien, Baby? —preguntó Connor llegando junto a ella, que miraba la ciudad por el enorme cristal.—Estoy en una ciudad que no conozco, con un hombre extraño…—Y aun así te sientes más segura que nunca &m

  • BABY   CAPÍTULO 8. Una damisela al rescate.

    A Virginia casi le dolió físicamente aquella preocupación en el rostro de Connor cuando supo que se habían quedado sin salón de eventos a menos de dos días de la Gala.—No puede ser imposible conseguir otro salón —lo animó Virginia.—No es imposible, Baby, pero esto es Nueva York y tenemos muy poco tiempo. Será una pesadilla conseguir algo a la altura. No es cualquier evento el que vamos a hacer, es el lanzamiento de un nuevo despacho. ¿Tienes idea de cuánta gente importante invitamos?—Tengo la idea exacta, acabo de confirmar con jueces, senadores y celebridades —suspiró Virginia—. Pero algo tiene que aparecer, no te desanimes, por favor. Voy a empezar a hacer llamadas ahora mismo.Connor intentó sonreírle pero se notaba que aquel era un inconveniente que no había previsto. La muchacha pa

  • BABY   CAPÍTULO 9. Una diosa abandonada.

    Connor quería interpretar aquello a su favor, en serio quería, pero el tiempo le jugaba en contra.Pasaron la mitad de esa noche preparando el cambio, y al otro día apenas vio a Baby, porque estuvo llamando a todos los invitados para confirmar con ellos el cambio del lugar de la Gala.—Baby, ¿puedes confirmar la asistencia con los abogados, por favor? Y llama a Jake también —le pidió Connor y Virginia mandó un memorándum urgente a todas las asistentes del despacho. Habló con Jacob Lieberman y luego fue por su acostumbrado café a la salita de descanso.Adentro escuchó voces de personas que no le agradaban, pero Connor tenía razón, evitar las confrontaciones no era la solución, así que entró libremente, encontrándose a Mara y a Irene, otra de las asistentes. Las dos la miraron con incomodidad, pero ella les

  • BABY   CAPÍTULO 10. Una distancia peligrosa

    Virginia vio la expresión cansada de Connor y no le pasó por la cabeza el contrato ni una sola vez, solo pensó en que la necesitaba y que ella estaba dispuesta a hacer lo que fuera necesario por él.Se acercó a Connor y a la mujer que tan incómodo lo tenía, y se colgó del brazo del abogado con una sonrisa.—Les ofrezco una disculpa —dijo con mucha educación—, pero al Director Pierson le urge hablar con el señor Sheffield por un momento. ¿Señor Sheffield, sería tan amable de acompañarme?—¿Y para qué quiero tus disculpas? —preguntó la mujer levantando la barbilla con arrogancia—. Estás interrumpiendo una conversación importante. ¿No te diste cuenta de eso?Virginia se tensó, pero Connor puso una mano sobre la suya para calmarla.—No se

  • BABY   CAPÍTULO 11. Un vestido lanzado a la cara

    Aquel evento había sido un éxito, Virginia lo sabía. Como también sabía que no había hecho nada malo, así que aquel humor de perros que Connor tenía no era su culpa. La llevó hasta el coche y le abrió la puerta sin mirarla. Ella se subió con toda la dignidad que pudo reunir sin reírse y lo vio despedir al chofer para sentarse él mismo al volante. No se dijeron ni una sola palabra, pero apenas llegaron a la casa, Connor se convirtió en un huracán que tiraba puertas y lanzaba la corbata y el saco a cualquier lugar. Virginia se sentó en el sofá de la sala, sacándose la horquilla que le mantenía el largo cabello recogido, y lo dejó caer sobre su pecho. Cruzó las piernas y se quedó mirándolo con tranquilidad mientras esperaba a que se desahogara, pero Connor se dio la vuelta de repente y se quedó mirándola. —¿Qué? —preguntó arrugando el ceño. —En nuestro contrato dice que debo soportar tu mal humor —dijo Virginia con suavidad—

Latest Chapter

  • BABY   

    EPÍLOGO

    BABYUn libro de Valeria AdamsBestseller del New York TimesNúmero uno en el ranking de ventas por catorce semanas.Al final del set de grabación, aquel anuncio aparecía y se desvanecía en la pantalla en grandes letras negras, junto a su foto y las últimas novelas de su serie.Valeria dejó de prestarle atención por un segundo a la chica que la maquillaba y cerró los ojos. Hacía un año y medio que se había sentado en aquella misma butaca, llena de esperanzas por su siguiente libro, y ahora llegaba aquel set con otro bestseller y el corazón roto.El director del programa dio la orden de grabar y Valeria forzó una sonrisa que le salió demasiado bien.—Valeria, ¡qué placer tenerte de nuevo con

  • BABY   

    CAPÍTULO 98. Su Señoría

    Siete meses despuésBaby no pudo evitar sonreír ante la primera contracción.—¡Connooooor! —-gritó y lanzó una carcajada cuando lo vio derrapar sobre el suelo de la sala, mientras Sam hacía exactamente lo mismo detrás de él.—Mami ¿ya viene? —Sam y su padre habían estado las últimas semanas esperando aquel momento y preguntando cada cinco minutos.—¡Ya viene! —confirmó Baby respirando con dificultad.—¡Genial! ¡Voy a tener una hermanita! ¬—gritó Sam con alegría.—O hermanito ¬—lo reconvino su padre—. Todavía no sabemos qué será.En ninguna de las ecografías Connor y Baby habían querido saber el sexo del bebé, pero Sam no dejaba de insistir en que sería una hermanita.

  • BABY   

    CAPÍTULO 97. Un hombre emocionado

    Tres años después.La luna de miel en Venecia había sido perfecta, y Baby y Connor habían procurado alargarla durante los últimos tres años.Baby había terminado su licenciatura en Stanford hacía algunos meses, y ahora estaba allí, en la ceremonia de su graduación, mientras Connor la miraba orgulloso mientras cargaba a Sam.—Oye, ¿crees que a mamá le guste su regalo? —le preguntó Connor y su hijo se encogió de hombros haciendo una mueca de que no sabía.—A ella le gustan los libros —respondió como si eso fuera más que suficiente.—Tienes razón —suspiró Connor con confianza—. Le gustará.Baby bajó del escenario con su diploma en la mano, entusiasmada porque por fin después de todo el esfuerzo de llevar una casa, un matrimonio y un beb&e

  • BABY   

    CAPÍTULO 96. Una ceremonia perfecta

    —¡Sí…! ¡Sí!Era un Sí enorme, gigante, esperanzado. Era un Sí para dejar atrás todas las dudas que había sentido alguna vez.Connor se levantó y la levantó, abrazándola y haciéndola dar una vuelta en el aire.—Gracias, amor. ¡Te juro que no vas a arrepentirte!La besó suavemente, enredando la lengua con la suya, explorando cada centímetro del interior de su boca hasta que el calor comenzó a subir entre los dos. Acarició su espalda, sus manos bajaron, apretando sus nalgas, subiendo su vestido poco a poco hasta encontrarse con la piel desnuda y preciosa. Sus manos se deslizaron hasta el nacimiento de sus muslos y la levantó, haciendo que enredara las piernas alrededor de su cintura.—Connor… no podemos hacer esto… —gimió ella—. Estamos… cualquiera nos puede ver&hell

  • BABY   

    CAPÍTULO 95. Más de una sorpresa

    Baby miró alrededor del campus, mientras Connor se acercaba a ella empujando el cochecito donde dormía Sam. Corrió hacia ellos en cuanto los vio y se lanzó al cuello de Connor, que la levantó, besándola.—¡Entré! ¡Entré! —gritó sacudiendo aquel papel mientras reía emocionada.Connor la inclinó como si hubieran estado bailando y la besó sin importarle que hubiera gente mirando.—¡Sabía que lo conseguirías! —exclamó con certeza—. Eres la mujer más linda, más sexy, más inteligente y talentosa que he conocido, por eso me enamoré de ti.—¡Auch! ¡Tú quieres cariñitos esta noche! —lo acusó ella riéndose.—Eso también. Pero muéstramela, quiero verla.Baby le entregó la carta de aceptació

  • BABY   

    CAPÍTULO 94. Todo Corazón

    —¿Qué es lo que pasa?Aquellas eran palabras simples, pero entrañaban un significado peligroso y Baby lo sabía.—El fiscal me pidió que pasáramos por su oficina en la tarde —respondió Connor—. Dice que tiene que ver con tu identidad.Baby se puso tensa y él la alcanzó en un segundo. La estrechó en sus brazos y la besó con suavidad.—¡Hey! No creo que sea nada malo, y tú necesitas dejar de preocuparte de esa manera —la regañó—. Ya no estás sola, no estás desprotegida, y sea lo que sea que tengamos que tratar con el fiscal, lo resolveremos. ¿De acuerdo?La muchacha asintió, refugiándose en él y sintiendo por primera vez después de muchos años que todo por fin estaba en su justo lugar.—Lo siento, estoy nerviosa por todo.—Yo t

  • BABY   

    CAPÍTULO 93. Un descanso merecido

    Nunca en toda su vida Connor había sentido una desesperación peor que aquella, y sabía que afuera de aquel lugar, toda la gente que lo quería se sentía igual, pero no podían entrar repartiendo balazos cuando el edificio estaba comprometido.Cuando el primer disparo hizo eco en el vacío, Connor supo que aquel sitio se convertiría en un infierno de un momento a otro. Se echó sobre Baby, cubriéndola con su cuerpo y rogando por que aquellos dos infelices se mataran el uno al otro antes de poder lastimarlos o hacer que uno de los balones de gas explotara… pero ese era un pensamiento demasiado ambicioso.El cuerpo de Vanderville fue el primero en tambalearse al ser impactado por una bala. Connor lo vio hacer una mueca como en cámara lenta y apretar el gatillo. Era terrible, pero era la oscura realidad que vivían y no podía terminar de otra manera.Se afanó sobre la

  • BABY   

    CAPÍTULO 92. El peor de los padres

    —Me está siguiendo.Connor no tuvo que mirar en el espejo retrovisor más de tres veces para darse cuenta de que el sedán plateado de cristales oscuros había doblado dos veces en las mismas esquinas que él. Jackson le había enseñado muy bien cómo identificar si lo perseguían y a aquellas alturas ya no creía en la casualidad.—¿Estás seguro de que es él? —Escuchó la voz del detective Norton el altavoz del celular.—El auto tiene los cristales entintados, pero estoy seguro de que es Jason —dijo Connor.—Esto no me gusta, Sheffield. Dios sabe que te respeto pero no entiendo cómo pudiste convencer al asesor del caso para que te dejara hacer esta locura.—Porque sabe que no tenemos alternativa —aseguró Connor—. Vanderville no se irá pacíficamente mientras exista una amenaza sob

  • BABY   

    CAPÍTULO 91. Un lugar en los muelles

    Connor esperaba que aquello funcionara. Aquella pared impenetrable que podía haber sido la relación entre Jason y Vanderville, iba a desmoronarse poco a poco ahora que estaba pesando sobre ellos el fantasma de la justicia.La cárcel era un hecho desagradable incluso para los que sabían que estaban bajo su contante amenaza.—¿Crees que se lo tragará? ¿Que Vanderville lo entregó? —preguntó Jacob.—Eso espero. Vanderville es un zorro viejo y no tiene honor —contestó Connor—. Ya viste lo que le hizo a Ordaz.—Eso lo hizo Jason… como sea que lo haya hecho —intervino Jackson.—Lo sé, pero te apuesto a que Jason jamás ha dado un solo paso sin contar con la aprobación de Vanderville —replicó Connor—. Estoy más que seguro de que aunque fue obra suya, Vanderville fue quien le dio la orden